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Monday, May 6, 2013
UN RINCÓN PARA EL ESPÍRITU
Prof. José Luis Lara Orendain
“El que empieza la guerra”
¿Queréis que el mundo cambie,
que sea mas hermoso?.
Aquí tenéis la clave.
¿Quiénes hacen la guerra?.
¿Los niños, los muchachos,
los jóvenes los viejos?.
Nunca serán los niños;
tal vez, ni los muchachos.
¡Son siempre los adultos!.
Mirad a quien la empiece.
Seguramente es alguien
que rencoroso sufre.
Este hombre, cuando niño,
tuvo una infancia triste,
sin mimos, sin cariño.
Guardó rencor en su alma
y ensombreció su faz
un rictus de amargura.
Y el tiempo fue pasando.
Quiso tomar venganza
en todo semejante
y a guisa de bandera
enarboló los odios
que devoraban su alma.
Y luego hizo la guerra.
Vertió en ella rencores.
Cobraba, así, venganza.
Quien empieza las guerras
es alguien amargado…
¡Ponedle fin a ellas!
Mirad porque los niños
crezcan en clima amable
rodeados de cariño.
Hacedlo así y veréis
que las contiendas merman
en número importante…
¡Las risas infantiles
traerán la paz al mundo,
ahora, tan distante!
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“Versos a un cafeto”
Cafecito:
Tan viejo que eres
y aún reverdeces
y aún fructificas.
Con ello nos dices
que toda persona
no debe sentirse
que fue derrotada,
ya que tu a despecho
de tu antigüedad
luces muy airoso…
¡Digno de imitar!
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“Mañanitas para el día del niño”
A los niños de esta escuela
vamos a felicitar.
Hoy por ser día del niño
vamos todos a cantar
Jueguen, corran, corran, salten
en este treinta de abril.
La alegría de este día
no se debe interrumpir
Y mañana es día primero,
mayo empieza a contar
y la fiesta de las madres
no tardara en llegar.
Las madres todas en el mundo
reciban este cantar.
Que la dicha de estos días
no se termine jamás.
Que la dicha se estos días
no se termine jamás.
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Le hacen atento llamado
al Fiscal General
Por Eduardo García Bañuelos
“Quiero hacer un atento llamado tanto al Fiscal General del Estado Edgar Veytia y al Gobernador de Nayarit Roberto Sandoval Castañeda, para que ponga orden con los elementos de la Policía Nayarit, ya que la semana próxima pasada este cuerpo de policías acudieron a la localidad indígena de La Palmita y se metieron a las casas sin previo aviso para cateos y saquearon viviendas, les desalojaron cosas y por allí de pasada se llevaron algunas armas del calibre 22 como rifles, mismas que las utilizan las personas para la caza de venado, de chachalaca o de lo que hay por esos lugares para comer, bueno pues eso a la mejor si se debe de investigar porque hay gente que no tiene los permisos correspondientes”. De esta manera se expreso el diputado local independiente J. Santos Rentaría, destacando que lo malo de todo esto es de que también robaron a la pobre gente que apenas tiene para mal comer, robando la cantidad de 14 mil pesos de un Comité de Acción Ciudadana, ya que en dicha localidad tienen ese Comité, quienes se mantienen con la venta de la cerveza cada que hay fiestas y que lo utilizan para los gastos de dicha comunidad, eso es lo malo y bueno la gente se armo de valor y levantaron actas y las trajeron con el Fiscal General, quedándose todo el día hasta que este funcionario los atendiera, exigiendo que les regresaran el dinero.
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TE ACUERDAS MADRECITA
Artículo escrito por
Don Cecilio Cervantes Testa en 1980
Las orillas del río San Pedro y las playitas que las aguas iban dejando aparecer al bajar los caudales, estaban casi siempre llenas de lavanderas que acudían al aseo de la ropa y luego darse un sabroso baño en las frescas aguas. Eran tiempos viejos allá por el año de 1930, cuando la ciudad de Tuxpan tendría apenas unos 15 mil habitantes. Las mujeres llevaban al río, aparte de su batea para lavar, varas y cuerdas para improvisar sus tendederos para secar la ropa con el fuerte sol y el aire fresco que empezaba a sentirse desde medio día. También llevaban sus estacas que clavaban en el piso de arena en las aguas bajas, para allí colocar su batea e iniciar su labor. Todos éramos muy diligentes para ir al río porque mamá Chana llevaba jícamas, platanitos, cañas, bolas de ponteduro de las que le compraba a Nazaria, birotes con frijoles y chorizo y botellas de refrescos que nuestra progenitora nos mandaba a comprar a la fábrica de sodas de don Malaquías, ubicada no muy lejos de la casa donde vimos la luz primera. Entre tendido y tendido de ropa: ¿A qué hora comemos, mamá? Los tendederos llenos de ropa constantemente mecidos por el viento hacían un bello paisaje multicolor a todo lo que alcanzaba nuestra vista. Eran largas las hileras de mujeres que avanzaban y regresaban al río. El San pedro daba de beber a todos y satisfacía todas las necesidades de las poblaciones grandes y pequeñas situadas en sus orillas. Es que no había agua entubada. El agua que bebíamos era del río o de pozos que excavábamos en los corrales de las casas. Luego filtrábamos el líquido en filtros de piedra o de cemento acomodados en armazones de madera. Las mujeres, otra vez las mujeres, acarreaban el agua hacia sus hogares y cambiaban noticias, ideas, chismes. Así nació el primer periódico hablado de la ciudad coquera. Si algo había faltado en el intercambio de mensajes de las mujeres que acarreaban el agua, de todas maneras tenían oportunidad de continuar la información en el molino de nixtamal de Pío Santoscoy o en el de María Herena. Las mujeres tuvieron un alivio en su trabajo cuando el gobierno municipal puso un depósito con capacidad para 8 barricas por la calle Emilio Carranza y el acarreo efectuado por aquellos vehículos tirados por mulas se hizo ya sin penetrar al agua donde a veces se pegaban y no podían salir. Antonio Vega y José Cadena hicieron la perforación de un pozo más allá del campo de beis, impulsando las instalaciones de tuberías para que la gente pagara con facilidades. Viviste, madre mía, tiempos muy bonitos, aunque de mucho trabajo. Me mandaban comprar las tarjetas donde las personas aún traían trajes y peinados antiguos. Y eran parecidas, no había más, las que llegaban de regreso en los días de su santo. Los jueves en la noche no podíamos fallar al rosario. Eran tales días más importantes por la hora santa. Y cuando de pronto empezaban a sonar las campanas sin ser hora de misa, catecismo o rosario, te angustiabas, madrecita: ¡Vayan corriendo a la iglesia porque está solo el Santísimo! Tú, madrecita, ya hace mucho que te has ido, pero tu ausencia nos hace llorar en estos días de meditación. Tu vieja foto de hace tantos años está cerca de mi cama. ¿Nos escucharás? De todas maneras hoy sentimos que podíamos hablarte para decirte de nuestra nostalgia y de nuestra ignorancia que persiste a pesar de tus consejos y explicaciones.
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